12 Años Después Brindamos Asistencia en Guta Oriental, Siria
“Venir a Guta oriental y ver todo esto con mis propios ojos ha sido desgarrador.
La magnitud de la destrucción es enorme, la gente está atrapada en la pobreza más extrema, sobreviviendo a duras penas.
El cierre de los centros sanitarios durante todos estos años ha provocado grandes déficits de atención médica.
Y los servicios con los que cuentan hoy en día sus habitantes son extremadamente limitados”, prosigue Wieland. Tras la caída del régimen de Bashar al Assad, que se prolongó por 24 años, MSF hemos conseguido acceder a Damasco por primera vez en más de una década.
El 21 de enero nuestros equipos empezaron a operar clínicas móviles para ofrecer atención médica básica, como consultas por infecciones gastrointestinales. En las dos primeras semanas de actividad, un total de 576 pacientes, entre ellos 77 niños y niñas menores de 5 años, han sido atendidos. Familias enteras viven entre los escombros de los edificios Guta oriental fue en su día una zona exuberante y verde de 110 kilómetros cuadrados, llena de árboles frutales y granjas.
Tras años de implacables ataques aéreos por parte de las antiguas fuerzas gubernamentales sirias, ahora está en ruinas. Lo que queda de la que fue una importante región productora de alimentos es tierra destruida salpicada de edificios grises cuyos tejados, ventanas y vida han sido arrancados. Aun así, en medio de toda esta destrucción, hay personas que siguen luchando para salir adelante.
“Familias enteras viven entre los escombros de edificios destruidos que parecen sacados de la Edad Media”, afirma Bilal Alsarakibi, nuestro responsable médico en Siria. “El nivel de abandono es inimaginable; las necesidades médicas son enormes y tratar de encontrar asistencia sanitaria es una carrera desesperada contra el tiempo. La gente vive en condiciones deplorables.
Carecen de agua potable, alimentos adecuados, infraestructuras sanitarias y calefacción para sus hogares, lo que los expone a muchos riesgos para la salud”, añade Alsarakibi. Un nuevo capítulo de esperanza Desde enero de 2025, hemos enviado varios equipos a varias ciudades de Guta oriental, como Duma, Harasta, Zamlka, Hamoria, Ain Tarma y Kafr Batna. Nuestros equipos están proporcionando atención sanitaria básica, como consultas médicas y atención de salud mental, a través de clínicas móviles.
“Intentamos llegar a Guta oriental muchas veces durante el gobierno de Bashar al Assad. A nuestros equipos se les negó la entrada en repetidas ocasiones, lo cual provocó que decenas de miles de personas se vieran privadas de la atención sanitaria que tanto necesitaban”, afirma Patrick Wieland. “Cuando la gente enferma o sufre lesiones, es muy difícil recibir atención sanitaria; no hay ambulancias y los medicamentos son demasiado caros”, explica Mohammed Riad, uno de los pacientes que acudió a nuestras clínicas móviles.
“Las clínicas móviles son una gran idea. Si cubrieran todas las zonas, se ahorrarían muchos problemas a la gente”. Nuestros equipos están atendiendo a personas que sufren diferentes afecciones, siendo las más comunes las infecciones respiratorias, el asma y la gastroenteritis por contaminación alimentaria.
También están atendiendo a personas con enfermedades no transmisibles como diabetes, hipertensión y otras enfermedades cardiovasculares. Estamos evaluando también la situación médico-humanitaria de estas ciudades para tratar de comprender la profundidad de las necesidades de la población tras todos estos años en los que no hemos podido estar presente. Asediados y bombardeados Cuando las fuerzas de la oposición tomaron el control de Guta oriental en 2012, las fuerzas armadas sirias impusieron un severo asedio en la zona.
Los incesantes bombardeos terrestres y aéreos se dirigieron contra hogares, mercados y hospitales, mientras que se privaba deliberadamente a la población de alimentos, agua y medicinas. “Todas esas privaciones fueron usadas como arma de guerra”, afirma nuestro coordinador general. Un informe de la ONU muestra el devastador número de víctimas: entre el 18 de febrero y el 11 de marzo de 2018, los ataques de las antiguas fuerzas gubernamentales mataron a 1.100 personas e hirieron a 4.000 más.
Y durante ese mismo periodo, los bombardeos sobre la ciudad de Damasco por parte de diferentes grupos armados mataron e hirieron a cientos de personas más. “Debido al asedio de 2013, miles de personas resultaron heridas y muchas sufrieron la pérdida de extremidades a causa de los ataques aéreos que se producían a diario”, afirma Othman Al Rifai, residente de Guta oriental. “Además, los médicos emigraron al extranjero porque los salarios eran bajos.
Las consecuencias de todo aquello son las que pueden verse a simple vista hoy en día”. Entre 2013 y 2018, proporcionamos apoyo remoto a los médicos sirios en Guta oriental. Nuestros equipos enviaron suministros médicos, ofrecieron soporte económico y proporcionaron orientación técnica.
“Dado que MSF no podía trabajar directamente en Guta oriental, esta era la única forma de ayudar a los equipos médicos que se encontraban aquí”, explica Bilal Alsarakibi. “En 2013 apoyamos 20 clínicas y hospitales. A lo largo de los años de escalada de violencia, el número se redujo a una sola clínica en 2018.
Las otras 19 instalaciones fueron cerradas o abandonadas después de que las antiguas fuerzas gubernamentales se hicieran con el control de la zona. En un momento dado, no quedaba nada ni nadie a quien pudiéramos apoyar. Hoy en día, nuestras clínicas móviles en Guta oriental proporcionan un pequeño alivio a quienes han sufrido tantas penurias, pero aquí la gente ha pasado por mucho sufrimiento y necesitan recibir urgentemente ayuda para rehacer sus vidas”, concluye nuestro coordinador médico.